Todos los días me levanto y con gran ansiedad corro a leer los periódicos. Gracias a la magia de la Internet, leo periódicos locales, estadounidenses y europeos. Mi sed es de conocimiento; mi miedo es por aquello que pudo haber pasado mientras dormía. Temo que Bush y los extremistas religiosos, hayan concretado un nuevo asalto a la igualdad; que los fanáticos religiosos hayan calado un poco más en la psiquis de la sociedad Norteamérica, reemplazando a la tolerancia como un valor, con odio desmedido y desprecio, contra todo aquel que no sea como ellos; temo que ese movimiento ultra conservador, articulado y opulente, encuentre asilo en mi isla. Temo ser alienada de la sociedad del Puerto Rico que me vio nacer y me ha visto crecer, simplemente por mi orientación sexual. Me rehúso terminantemente a vivir con miedo. Me rehúso terminantemente a convertirme en non grata del país que reclamo mió.
Decididamente, los derechos de nuestra comunidad GLBTT, tienen que formar parte de la realidad puertorriqueña. Pero para eso, es necesario que el reclamo de nuestros derechos, sea acogido mayoritariamente por nuestros conciudadanos. Esto es un trabajo de todos en nuestra comunidad, no de unos pocos. Hoy no te escribo para informarte o entretenerte. Hoy te escribo para involucrarte en el reconocimiento de tus propios derechos. Tu también puedes ser parte de este esfuerzo. No cuesta mucho. Solamente se requiere que seas tu mismo y que hagas parte de quien tu eres, a las personas que te rodean.
Cuando estudiaba mi bachillerato, tome un curso conducente a completar mi “minor” en literatura, que me impactó significativamente. Ese curso de todo un semestre nos llevo a conocer y a estudiar la vida y la obra de William Shakespeare. Demás esta decir, que el estilo, la trama y las intrigas de su obra me cautivaron. Sin embargo, es en su carácter imperecedero, en el que reside la grandeza de su obra. Me cuestioné en aquel entonces, ¿qué hacia de Shakespeare, un escritor que seguía siendo extensamente estudiado y leído a lo largo de casi cinco siglos? Mi profesor de literatura, fascinado con la interrogante que le plantease, me contestó, “Sus temas son universales. Encierran las emociones básicas de todo hombre: el amor vs. el odio; la lealtad vs. la traición; la ambición vs. la codicia; la fidelidad vs. la infidelidad; la admiración vs. la envidia . ” En ese momento comprendí que todo los seres humanos estábamos interconectados por siempre por nuestras emociones.
Precisamente de esto es de lo que se trata. De mis incursiones en defensa de los derechos de la comunidad GLBTT, he podido constatar que la mayoría de las personas entienden que nuestra sexualidad no es una preferencia, como la de escoger entre botas o sandalias, sino que es una orientación, contra la cual no podemos luchar; que nuestra competencia profesional, no puede medirse por nuestra orientación sexual, sino por nuestras capacidades intelectuales, por lo que no deberíamos ser discriminados en nuestros empleos; que tenemos la necesidad y el deseo de amar y ser amados; que ese amor se convierte en una convivencia estable con deberes y obligaciones, por lo que necesita de un reconocimiento legal; que deberíamos tener el derecho de decidir sobre la salud y los bienes de nuestras parejas, por encima de sus familiares, puesto que hemos sido nosotros y no ellos, quienes siempre hemos estado a su lado. En fin, promulgo la hipótesis de que gran parte de nuestros conciudadanos, puede identificarse con nuestras necesidades puesto que las comparten y son igualmente universales.
La clave para lograr adelantar el reconocimiento legal de nuestros derechos es evocar en nuestros conciudadanos, la compasión por nuestra situación precaria y no seguir provocando confrontaciones Si le dejamos saber a nuestro vecino quienes somos, podemos lograr que este se vuelva compasivo y que se identifique con nuestras necesidades. No logramos nada y es más, hasta retrocedemos en el terreno andado, si confrontamos tiránicamente a nuestros conciudadanos, con lo que hasta ahora ha sido el orden establecido. Mi deseo y esperanza es que este tipo de iniciativa trascienda, así como pasó en la película “Pay It Forward”. Tenemos que mostrarle nuestras caras y rostros a Puerto Rico. Es necesario que los medios de comunicación reseñen quienes somos y no como pretendemos echarnos el estado en contra. Busquemos simpatías y no castigo.
Tu como miembro de la comunidad GLBTT, tienes el deber de seguir educando a tus conciudadanos, mediante el dialogo; la asimilación por vía de la visibilidad; y proyectándote positivamente. Esto nos llevará inequívocamente y a pasos agigantados, a lograr la aprobación y la adquisición de derechos básicos que vayan creando el marco, de ese cuadro completo de igualdad que queremos. El lograr el reconocimiento pleno de nuestros derechos es como construir un gran edificio multipisos; primero hay que poner la zapata, donde descansara el resto del edificio. Esa zapata es la educación, sin confrontación. Seamos agente de cambio individualmente, pensando en el colectivo. Sus comentarios son bienvenidos.
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1 comentario:
Me ha parecido un post muy humano. Me gustaría publicarlo en una revista local, de México, si tú me lo permites. La revista tiene como tema central la sexualidad, así que a muchos jóvenes le servirá como referencia.
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