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viernes, noviembre 18, 2005

Violencia contra transgéneros por Diego Miguel Sánchez

Nota: Aquí esta la columna de nuestros compañeros Latin@s GLBT en Boston llamada Local Latinazo. No dejen de visitar su site Somos Latin@s LGBT Coalition. Encontrarás la direccion de su pagina en el area de enlaces.

Foto: Noris Chavaria, Diego Sanchez y Wilfred Labiosa en el evento de Viernes Social de la Coalicion Somos Latino/as LGBT. (En la fotografia de Izq. a Der.: Marcelo Vinces)

El asesinato en 1998, aun por resolver, de la transgénero Rita Hester de Allston, Massachussets, inspiró el día del 20 de noviembre como el día de Recordación de Transgéneros. Este evento toma lugar en sitios tan lejanos como Australia y tan cerca como en la Iglesia de la Comunidad de Boston. Mientras que la memoria de Rita fue honrada en Massachussets por las vigilias, fue la transgénero Gwen Smith de SanFrancisco que lanzó un movimiento nacional y global, para conmemorar el número de transgéneros que mueren como resultado de la violencia que confrontan. Hasta la fecha de hoy, hemos perdido a 16 individuos a causa de la violencia anti-transgénero.En la pagina electrónica Remembering our Dead, se otorga un tributo humilde y lista los nombres de los transgéneros asesinada/os. A través de esta página electrónica y en memoria de muchos, la afro-americana Rita Hester añade a la latina Gwen Araujo, que fue asesinada a los 19 años en San Francisco.Aunque están trayendo a los malhechores que mataron a Gwen Araujo a justicia, todos los días cuando sale el sol, los transgéneros se levantan para confrontar estadísticas alarmantes de esta violencia. Ellos confrontan barreras en cuanto al acceso a cuidado medico, falta de vivienda, desempleo y los actos de violencia les ve a los ojos cada mañana cuando se miran al espejo. Estos obstáculos conducen a más infecciones de VIH/SIDA, al alto riesgo a la hepatitis C, al uso de drogas y las cifras de suicidio más altas que cualquier otra persona de nuestra comunidad.

No nos sorprende, que el número de personas transgénero de color, incluyendo a los latinos, abarquen la mayoría de las que sufren desproporcionadamente de discriminación y de la estigma asociada a nuestra comunidad transgénero. Cabe mencionar que todos los transgéneros sufren de los mismos problemas. El odio no conoce fronteras pero las leyes que protegen a gente por haber cometido actos de violencia de odio sí existen. En los Estados Unidos hay siete estados, incluyendo al Distrito de Colombia, que incluyenprotección contra crímenes de odio basados en la identidad o la expresión del género (termino legal y legislativo utilizado para brindar protecciones en contra de la discriminación a los transgéneros). Estas leyes cubren la "T" dentro de la comunidad GLBT. La gente gay, lesbiana y bisexual encuentra que en 29 estados y el Distrito de Colombia tienen leyes de protección en contra de crímenes por odio que los protegen basadas en su orientación sexual. Todos debiéramos de estar más protegidos por leyes ylegislación pero no lo estamos.

El día de Recordación de Transgéneros existe como un luto, para honrar y para educar. Tristemente, los recordados el día 20 de noviembre fueron asesinados. ¿Imagínense elmiedo que existe en nuestra comunidad transgénero cuando uno se acerca a su local para votar y teme que le pidan mostrar su licencia de conducir porque el nombre es Juan y el sexo es varón, pero usted es una mujer llamada Juanita? El sexo se puede cambiar solamente a través de cirugía de reasignación de sexo. Mientras que yo tengo el privilegio de ser legalmente y médicamente masculino porque pude pagar por él, muchos no pueden hacer lo mismo. Otros no desean esta operación pero todos arriesgan romper y desafiar los estereotipos de género. En países donde el cuidado médico es nacionalizado, los procedimientos médicos necesarios (incluyendo cirugía y terapia hormonal) para que los transexuales reciban la reasignación del sexo se reconocen y están cubiertos como procedimientos médicos necesarios. En los Estados Unidos este no es el caso y los tratamientos conllevan un costo altísimo para el individuo. Cuando recordamos las barreras al acceso de cuidado de la salud, la falta de vivienda, el desempleo y los riesgos de violencia, es más fácil entender cómo pocas personas pueden pagar los procedimientos asociados con la reasignación del sexo aunque la necesiten.

Mientras que no todos los transgéneros son transexuales que buscan la reasignación del sexo, todos somos personas que merecemos vivir sin el miedo que nos aqueja todos los días. Creo que muchos de nosotros esperamos ver ese día cuando se nos trate como pares. Ese día se honrará a Rita, a Gwen y a todos los que han perdido sus vidas. Ese día representa la esperanza que intentamos encontrar cada año cuando convocamos el día de Recordación de Transgéneros. El 20 de noviembre, por favor deténgase brevemente para recordar y para compartir con nosotros esa esperanza.

Diego Miguel Sánchez es un hombre transexual post-operación y forma parte de la mesa directiva de la Coalición de Somos Latin@s LGBT.

Articulo editado/traducido por Carmen Oquendo y Wilfred Labiosa.


Reprinted with permission from In Newsweekly: New England's largest gay, lesbian, bisexual and transgender newspaper.

lunes, noviembre 14, 2005

La cruda realidad de ser homosexual







Perspectiva


La cruda realidad de ser homosexual

Lunes, 8 de agosto de 2005


Por Cecilia La Luz

Pres. Organización Unidos por la Igualdad

Somos igual que los heterosexuales. Bailamos merengue y salsa. Nos gusta que nos mimen. Buscando y queriendo mostrar afecto; queremos un hogar fundado en el amor y calor familiar. Anhelamos tener relaciones estables y queremos compartir con nuestra pareja libremente. Nos gusta cogernos de mano cuando estamos de paseo y nos gusta ir de fiesta, al cine, o simplemente mirar a un cielo lleno de estrellas con nuestro ser amado.

Nos levantamos en las mañanas con el deseo de dar lo mejor. Queremos ser buenos empleados y ser profesionales eficientes. Somos los policías, los maestros, los empleados de gobierno, la sociedad civil. Pertenecemos a los partidos políticos y votamos en las elecciones. Nos gusta ir a la iglesia o al templo, y le rezamos al mismo Dios.

Hacemos comunidad. Somos hijos, hermanos, padres, tíos, primos, abuelos y nietos. Somos los Pérez, los Rodríguez, los Rivera y los Colón. Somos parte de la familia puertorriqueña y componemos aproximadamente un 10% de la población.

Cantamos La Borinqueña con mucha emoción y adoramos y queremos darle lo mejor a nuestra patria.

Para la sociedad en general, esto es diferente. La gente piensa que somos pocos, estereotipados, pecadores y que estamos condenados por el Señor. Nos critican, se burlan y nos señalan. Nos quieren hacer invisibles y nos silencian. Crean personajes ofensivos en la televisión. Muchos vivimos con nuestra pareja y otros nos ocultamos para que los vecinos no sepan, y pocos vivimos abiertamente sin importar lo que digan. Si somos afectuosos en público con nuestra pareja, la gente se aleja y esconden a sus hijos para no tener que explicar. Nuestros padres se avergüenzan de nosotros.

Por el miedo, muchos creamos parejas ficticias con el sexo opuesto y somos “straight”, aunque lo contrario sea un secreto a viva voz.

En nuestro trabajo el discrimen es la orden del día y en el peor de los casos, hemos sido despedidos por nuestra orientación sexual.

Por miedo a más rechazo y más marginación, muchos nos hemos acostumbrado a que nos falten el respeto y hemos guardado silencio ante la humillación pública. Sufrimos de depresiones y a veces, hasta consideramos el suicidio. Por lo mismo, unos hemos perdido la esperanza y el deseo de vivir. Otros optamos por dejar la patria a cambio de libertad.

Aquellos que hemos sido casados, nos han querido quitar la custodia de los hijos y hemos tenido que llegar hasta los tribunales para reclamar nuestra legitimidad.

Aun cuando la Constitución del Estado Libre Asociado nos garantiza que la dignidad del ser humano es inviolable, en cada esquina que pisamos nuestra dignidad es atropellada diariamente. La cruda realidad es que, a pesar de pagar más impuestos que el ciudadano común, no gozamos de garantías e igualdad de condiciones que el resto de la sociedad. Aquí clamamos por los derechos más básicos que mucha gente no conoce.

Estos son tan fundamentales como derechos de visita y toma de decisiones cuando nuestra pareja está en el hospital; el garantizar que nuestra pareja disfrute de beneficios médicos y pueda heredar la propiedad que compramos juntos; el derecho a la pensión; el poder rendir planillas conjuntamente, y la garantía de no discrimen por orientación sexual en el empleo.

Pero por encima de todo, nos gustaría que el gobierno tomara acción para erradicar la burla y las humillaciones que a diario presenciamos. Como dice la campaña de solidaridad, “no le hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran a tí”.

cecilaluz@hotmail.com

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