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jueves, abril 12, 2007

La homofobia y el encierro


Columna Del Closet a La Luz-Por Dentro
Febrero 6, 2007

Por Cecilia La Luz / Especial El Nuevo Día



La homofobia, definida como una aversión a los homosexuales, se manifiesta de diferentes maneras. Las más destructivas son aquellas que afectan la autoestima e impactan psicológicamente al homosexual.
Están basadas en las burlas, chistes denigrantes y censuras de instituciones conservadoras. Cuando se nace en una cultura influenciada por doctrinas religiosas, que siempre ha condenado el homosexualismo, a aquellos que somos homosexuales se nos hace difícil llevar una vida normal.
En Puerto Rico, donde la mofa y la denigración hacia otras personas es uso y costumbre, la situación es peor. Vivir fuera “del clóset” o expresar libremente tu preferencia sexual es catalogado por muchos gays como un acto de valentía. Yo no pienso así.
“ Salir de la invisibilidad es una obligación. Sólo así nos convertimos en maestros de la tolerancia y aceptación”.
Sobre este tema y la cultura “queer” en Estados Unidos, Richard Pimental-Habib, PhD explica en su libro Empowering the Tribe que mantenerse en el “clóset” responde a varios factores internos, de miedos nutridos por procesos mentales y creencias restrictivas. Dice que los gays prefieren mantenerse en el anonimato para no irrumpir con la corriente heterosexual compuesta por esta sociedad.
Sobre esto, todos sabemos que la mayoría de los estímulos sensoriales en la sociedad son heterosexistas. Para comprobarlo, fíjate en los visuales en cualquier medio de comunicación y verás que mayormente lo que muestran son conceptos familiares de parejas de sexos opuestos compartiendo afecto libremente. Ahora imagínate con un sentimiento afectivo diferente, por ejemplo, por una persona de su mismo sexo, ¿cómo te sentirías? ¿Te sentirías rechazado?
Siendo así, todo estímulo compuesto por arquetipos heterosexistas, subliminalmente nos hace seguir ese patrón. Debido a tanto modelo heterosexista, el homosexual desarrolla creencias falsas de que sólo va a ser aceptado si copia esos modelos.
Y con esas creencias de exclusión, se va forjando un sentimiento de no pertenencia e identificación, haciendo que comience a retractarse y a sentir miedo.
Pimental-Habib explica, además, que seguir el juego de los heterosexuales y no decir la verdad está basado en la propia decepción y miedo del homosexual de crear disgusto en otras personas.
Esto me recuerda una de las veces que tuve que izar bandera gay y decirle “un momentito” a un tío cuando comenzó a burlarse de los homosexuales en mi cara. Tal osadía fue una falta de respeto ya que él sabía o se imaginaba de mi preferencia sexual debido a mi obvio comportamiento y expresiones. Aquí es cuando no debemos permitir que se nos menosprecie pues, si callamos, nos vamos a sentir peor.
Si yo me hubiese callado en ese momento me hubiese sentido mal y más que nada, ya le había dado permiso para que lo repitiera. No sólo eso, lo importante es la sensación de liberación que sientes al hacerlo.
Permitirlo hubiese sido una falta a mi dignidad. Créanme, después de esto, mi tío jamás volvió a hacer un comentario denigrante frente a mí, por más homofóbico que pueda ser.
Por ende, mi comportamiento validó lo que dice Pimental-Habib; seguirle el juego a los heterosexuales a quien sólo hace feliz es a ellos. No al homosexual.
Vivir una doble vida y vivir en el “clóset” es horrible. Muchas veces, el homosexual piensa que nadie lo sabe, cuando todo el mundo se lo imagina. Entonces, ¿a quién engañamos?
Sin embargo, si a través de los años el homosexual ha desarrollado pavor por ser descubierto, entonces necesita un poco de ayuda profesional.
Yo digo que salir del “clóset” es como hablar en público. Mientras más lo practiques, más te vas a acostumbrar. La diferencia entre los dos es que hablar sobre tu preferencia sexual con otros fortalece tu autoestima, te llena de confianza y te libera de traumas.
Salir de la invisibilidad es una obligación. Sólo así nos convertimos en maestros de la tolerancia y aceptación.
Eso sí, se debe de tener cuidado con el contexto en que se realice la aceptación. Recomiendo que se comparta con personas con las que se ha generado confianza. Y, mientras más veces lo hables, mejor el sentimiento de liberación que se va a experimentar.
Somos los mismos homosexuales los que tenemos el deber de eliminar la homofobia. Mientras sigamos callados, más la vamos a perpetuar.

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